top of page

Crimen Organizado, Narcotráfico y Cárteles

20 may 2024

Jorelvy Calixto Peña

Experta en terrorismo y armas de destrucción masiva

Introducción


          México, tiene un gran problema de inseguridad a lo largo del país, la escisión de los cárteles después de la Guerra contra el Narco como estrategia de seguridad de Felipe Calderón provocó en un aumento del 900% de grupos criminales, si bien antes de esto se tenían establecidos 7 cárteles y alrededor de 20 grupos criminales, este crecimiento de grupos del crimen organizado impacto directamente en el aumento de la violencia a lo largo del país.


          A lo largo del texto se hace una evaluación conceptual entre los términos: narcotráfico, crimen organizado y cárteles, ya que estos conceptos con regularidad se utilizan a manera de sinónimos, sin embargo, no son lo mismo. El conceptualizarlos y lograr tener una definición aceptada a internacionalmente o por lo menos una identificación clara nacionalmente de los mismos, permitirá crear la tipificación de los delitos (de manera correcta) y por lo tanto su sanción proporcional.


          El narcotráfico más allá del trasiego de drogas, armas e incluso personas, ha ampliado y diversificado sus negocios al ámbito lícito también (aunque no es un fenómeno nuevo), como es el caso del aguacate. La cooptación de este mercado no sólo ha impactado en la economía mexicana, sino también ha ampliado la violencia a otros espacios donde antes no existía aumentando la incidencia delictiva, sobre todo de homicidios.


Diferencias entre crimen organizado, narcotráfico y cárteles


Para comenzar a entender estos fenómenos trasnacionales primero debemos diferenciar los términos que comúnmente se utilizan como sinónimo (crimen organizado, narcotráfico y cárteles). La importancia de tener claro los conceptos y su definición ayudaría a hacer una tipificación clara de los delitos y por ende sanciones correctas para después crear políticas públicas claras enfocadas a combatir cada uno de estos fenómenos


Si bien, estos tres conceptos tienen semejanzas cada uno de ellos habla de grupos específicos donde en ocasiones pudieran describir a un mismo grupo, pero no siempre. Para Luis de la Corte y Giménez-Salinas en crimen.org, el crimen organizado[1] no es un tipo de delito, si no una manera de cometer delitos (en plural) con dos condiciones, cierto nivel de planificación, así como la participación conjunta y coordinada de varios individuos, así mismo, es importante que dichos individuos sean parte de una organización[2] y ésta debe de tener ciertas características. Una característica básica y fundamental es el propósito de obtener y acumular beneficios económicos por medios principalmente ilegales mediante la violencia y la corrupción.


Dichas características que debe cumplir la “organización” son: un conjunto de individuos asociados entre sí con objetivos y fines específicos, tienen y desempeñan una variedad de funciones y tareas, operan de forma coordinada y con ciertas reglas con una continuidad temporal.[3] 


Es importante agregar que las organizaciones criminales obtienen beneficios económicos de una combinación de actividades legales e ilegales. Así como que no existe una definición internacional acordada y por lo mismo no hay una legislación internacional vinculante, solo acuerdos determinados en el derecho de cada Estado-nación para colaborar en la lucha del crimen organizado. 


Ahora bien, el narcotráfico para la UNODC[4] se define como “una actividad ilegal y compleja y difícil que consiste en múltiples intercambios de bienes prohibidos entre productores, distribuidores y consumidores en un contexto similar al del mercado. Además, se describe como una actividad delictiva prevalente en los países donde ocurre el proceso de transporte, producción y consumo.” 


          El narcotráfico está considerado dentro del Crimen Organizado, como uno de los fenómenos que pueden ser incluidos, aunque no es excluyente. El narcotráfico tiene la capacidad de adaptarse, mutar y cambiar para fortalecer sus estructuras y relaciones. Como bien mencionaban de la Corte y Giménez-Salinas, el objetivo primordial y que también aplica a este fenómeno, es el obtener ganancias económicas y financieras de economías ilícitas y lícitas.


          También, es importante mencionar que el narcotráfico y su "impulso al mercado y su lógica comercial de costo-beneficio y competitividad hacen que busquen nuevas fuentes de operaciones en economías desarrolladas y emergentes"[5]. “Sin embargo, la criminalidad dificulta el seguimiento de las ganancias ilegales de las autoridades, ya que diversifican su cartera criminal en la economía”[6].    Por lo tanto, dentro de la lógica de mercado buscarán la creación de sociedades legales, fraudes, piratería, robo de identidad, entre otros para poder seguir operando y creciendo las ganancias de todas las otras actividades que llevan a cabo.


          Cuando hablamos de cártel, hablamos de un concepto se acuñó en la década de los ochentas para designar a varios grupos delictivos colombianos que se especializaron en el tráfico de cocaína. De acuerdo con de la Corte y Giménez-Salinas este término se utilizó en el ámbito económico para designar acuerdos formales que establecen varias empresas en el mismo sector con el objetivo de reducir o eliminar la competencia en determinado mercado. Las empresas que pertenecen a un cártel son las encargadas de fijar los precios, limitar la oferta y dividir el mercado de esos productos. Si bien, este término se utilizó en un inicio para estos grupos colombianos, existieron grupos con distinta envergadura que también estaban involucrados en el proceso de producción y exportación, sin embargo, quedó como costumbre emplear esta palabra al designar a ciertas organizaciones de narcotraficantes tanto colombianos como mexicanos.


          Vázquez retoma que esta designación en realidad provino de los agentes de la DEA y fiscales de Florida quienes utilizaron la palabra cártel para designar a los grupos de traficantes colombianos, y de ahí provino la etiqueta y la estigmatización; cabe aclarar que los traficantes de droga mexicano no cumplen con la definición de cártel (particularmente en su componente operativo, económico y de control de mercados), además que los narcomenudistas son grupos de menor calado enfocados a un comercio clandestino a baja escala.


El hecho de que no exista una definición consensuada a nivel internacional e incluso nacional suma un problema a la hora de legislar y sancionar los delitos. La imprecisión conceptual del discurso tiene efecto en el terreno legislativo y judicial y por lo tanto en el “esquema punitivo que criminaliza por igual a delincuentes de gran calado y a individuos con participación menor en el ilícito del tráfico de estupefacientes.” Por lo tanto, debería se imperante por lo menos a nivel nacional una homologación de conceptos y definición concreta de cada una que sentará las bases para que, una vez catalogado y tipificado el delito pueda ser sancionado de manera correcta y proporcional.


Diversificación del comercio

Parte de la confusión de los términos mencionados, tiene que ver justamente con entender que el fenómeno del narcotráfico y el crimen organizado, han diversificado desde siempre sus negocios, es decir, no solamente se dedican al tráfico de drogas, sino también de otros productos y servicios.


Si bien la droga no es la única fuente de ingresos de los grupos del crimen organizado, el surgimiento de nuevos grupos criminales y el aumento de la competencia ha tenido como consecuencia que diversifiquen aún más sus actividades. Esta diversificación ha llegado hasta mercados legales y de importancia económica para el país, dentro de ellas se encuentra el aguacate cuyas ganancias por exportaciones ascienden a más de 2500 millones de dólares al año.


En 2020, se registró este fenómeno donde las organizaciones criminales cambiaron el mercado de opio por el de aguacate, Tancítaro, el mayor productor de aguacates del país, mostró una pérdida de hasta 250 millones de dólares en extorsiones en el sector aguacatero en 2014, el 10% de las exportaciones nacionales de ese año.


Este fenómeno vino acompañado también de un aumento en el número de homicidios en las zonas propicias del cultivo de aguacate. El fentanilo está desplazando el consumo de heroína por su bajo costo, y los resultados del artículo demostraron que “el aumento en el uso del fentanilo en Estados Unidos está correlacionado con los incrementos en las tasas de homicidios y robos en municipios adecuados para la producción de aguacate. Por otro lado, los municipios aptos para el cultivo de amapola han experimentado tasas más bajas de criminalidad.” 


“Los municipios relativamente más aptos para producción de aguacate, en comparación con la amapola, presentan un aumento en los índices de criminalidad por cada 100 000 habitantes. Estos resultados indican que un incremento del 10 % en las sobredosis por fentanilo se asocia con un aumento de hasta 2 % en la tasa de homicidios y hasta 6 % en las tasas de robo en municipios aptos para la producción de aguacate.”


Esta violencia se ve reflejada directamente en la población civil, aumentando el número de homicidios de trabajadores en el sector (aguacatero), robos violentos, asalto a camiones de carga. Es decir, no solamente están diversificando el negocio y la violencia a sectores legales y de importancia económica en el país, sino que estas incursiones degradan cada vez más el tejido social e impactan directamente en la seguridad pública de los estados y regiones aguacateras. El aguacate no es el único producto que ha sido utilizado y cooptado por el narcotráfico, también está el caso del limón, por ejemplo.


Es decir, la prohibición de ciertas drogas (a nivel nacional o internacional), el consumo de nuevos productos, la baja demanda de otros por la sustitución de nuevos de menor costo como lo que ocurrió con el opio y el fentanilo, están empezando a impactar directamente en nuevos productos, que no precisamente tienen que ser ilícitos, y que más allá de las afectaciones económicas que pudiera haber para el país es la escalada de violencia en nuevos puntos que antes no se tenían.


Conclusiones


          El argumento central de este artículo fue la importancia de definir estos tres conceptos (crimen organizado, narcotráfico y cártel) porque eso es el inicio para sentar la base jurídica y legislativa que posteriormente permitirá tener las sanciones apropiadas a cada fenómeno y a cada acción. Entender cómo funcionan y opera el crimen organizado es sólo el inicio para poder crear un plan de acción para combatirlo y sobre todo para visualizar cuál será la mejor estrategia para bajar los niveles de inseguridad y violencia que estos generan. Es importante mencionar que estos fenómenos son trasnacionales y si bien se requieren medidas nacionales, no se puede dejar atrás a las intergubernamentales ni a los otros Estados que también son víctimas de la violencia.


          Así mismo, es importante hacer hincapié en que debe de existir y plantearse un plan de seguridad en México que contribuya a disminuir los niveles de violencia que ejercen los grupos del narcotráfico y del crimen organizado, la estrategia actual del gobierno de “abrazos no balazos” y el dejar hacer sin un plan concreto solo ha aumento los índices de la incidencia delictiva, específicamente el aumento a homicidios. La política de militarización a ultranza tampoco ha sido una respuesta eficiente. Se requiere de una división concreta de poderes y facultades entre las fuerzas armas y la seguridad pública que operen como mancuerna y complementándose para en realidad sea efectiva.


          Se demostró a lo largo del texto, el objetivo del narcotráfico es meramente económico y por ello buscarán seguir diversificando sus negocios hacia otros mercados ilícitos o no con tal de seguir manteniendo sus ganancias. El aguacate y el limón son un claro ejemplo de cómo empiezan a cooptar estos nuevos mercados elevando los niveles de violencia y afectando directamente a la economía y a la seguridad del país.


[1] De la Corte, L., Giménez-Salinas, A., (2010), Crimen.org, Editorial Planeta. Barcelona.

[2] Un tipo en concreto de asociación

[3] De la Corte, L., Giménez-Salinas, A., (2010), Crimen.org, Editorial Planeta. Barcelona. pg.20

[4] Organización de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito

[5] Realuyo, 2015, p. 7, como se citó en Luna, G. et al., 2020

[6] Rodríguez García, 2013 como se citó en Luna, G. et al., 2020

bottom of page